SINCE 1976 Rondilla, 28. Tolosa T. 943 65 00 39 garazi04@hotmail.es EMAKUME ETA GIZONEZKO GAZTE MODA garazi _Tolosa garazi -Tolosa Tel. 943 650 065 SANJUANES 9 Jueves 22.06.22 EL DIARIO VASCO JAIAK cadería, entre ellos el del afilador. Casi a continuación, el almacén de materiales de construcción de Patxi Haundi, con entrada también por Herreros, y el diminuto local de los Mocoroa en el que se fabricaban los sifones de marca Corona, en honor a su amatxo Coronación Babase. En el almacén de Bermudez, antes Anibal Yañez, Miguel Angel y sus padres descargaban de madrugada los camiones para que al día siguiente Tolosa pudiera despertar con la suerte de degustar la mejor fruta. Las cuatro esquinas de la calle Leitza albergaban tiendas tan recordadas como Tejidos Aparicio de Benigno y Hortensia, zapatería Patxo, minúscula pero de gran actividad, Librería Santa Rita y sus escaparates en los que los niños del pueblo mirábamos embobados cosastan preciosas comoinalcanzables, y la joyería Ugarte, de Manoli y Juanito, que a pesar de su pequeño tamaño adornó los dedos, cuellos y orejas de las mujeres más coquetas del pueblo. Seguida, la frutería de Nati Diez y la chatarrería Malkorra, a la que íbamos con algún hierro viejo para sacar unos céntimos. A pocos pasos, la bodega ‘El tuerto’ de Joxé y Rafael Villanueva. Entre las viejas barricas y el ‘reservado’ de este lugar inolvidable se juntaban, como en el ágora de los antiguos griegos, varias generaciones de las gentes más variopintas del pueblo, hábito sociallamentablemente perdido en nuestros tiempos. Enfrente, la tienda de ultramarinos de Cortadi, y casi enseguida, la entrada trasera del Bar Al otro lado, en KIxkal, Andrés hacía unos churros y unas patatas fritas no buenas, sino lo siguiente. Junto al Shanti, en lo que fue la sidrería Etxe Haundi, se edificó en 1959 una nueva casa en cuyo bajo se instaló Confecciones Peblán, del matrimonio Belloso-Cea. Cerca de la sociedad Txinparta, Pepito Odriozola, en un pequeño taller, construía unas máquinas tan complicadas que era impensable que se pudieran hacer en un lugar tan pequeño. Al lado, el bar Leku Zaharra, luego Periko Olano y más tarde Txalupa. Enfrente, estuvohasta 1962, la pastelería Olasagasti, maestra de maestros, donde Nicolás Eceiza aprendió el oficio para abrir en 1924 su propio negocio. A pocos metros, el almacén de plátanos de Perea y su mujerCarmen Genua, el obrador de la carnicería Arratibel y al otro lado el Bodegón Aldama, luego Enrique Colinas, después Taladrín, y al final Laier. Junto al callejón, la mercería Ayerza, con la imagen imborrable del abuelo Sebastián afilando cuchillos, y la pastelería de Petra y su marido Cristobal Mujika. En la esquina, Jesús Zunzunegi y su mujer Elena Alustiza, amueblaron medio pueblo, y más tarde sus hijos Luis Angel y Joxemari abrieron el bar Aitana, que al final se llamó Jon Johns. Pared con pared, el bar de Joxepa, la hija de Fabián, luego de Javier Butrón. Enfrente, la peluquería Uranga, y el Café Restaurante Andía, popularmente Erbiya, en el que se celebraron cientos de banquetes de bodas, bautizos y comuniones hasta que cerró sus puertas en 1968 dejando paso a una cafetería con el mismo nombre. En Tonto Kale, la mercería de Juanita Lopez Uranga y el portal de Maria Luisa la doctora. Justo enfrente, Ramón y Manoli hicieron kilómetros de txistorra y morcilla en la vieja carnicería Muñagorri, hoy justo al otro lado. En el bar Beti Alai, Tomasa ejerció su magisterio culinario muchos años hasta que pasó a manos de Rosarito y Juanjo para traspasarlo más tarde. El viejo Pollitena de los Olano, en el que se crió el fino futbolista ‘Perlita’, fue durante muchos años el hervidero de las apuestas de remo de San Juan. Luego lo explotaron hasta su cierre Joxe y Carmen, del Astelena. Contiguo a la vieja carnicería Muñagorri, el bar Guría fue también un lugar muy frecuentado. Después de pasar por varias manos, lleva años cerrado. Frente al Guría, otro bar, el Tolosano, que nosotros conocimos regentado por Silvino Ezenarro, había sido antes de la familia Gutiérrez, para uno de cuyos miembros, Miguel, quiero dedicar unas líneas muy especiales porque fue una de esas personas que dejan huella en algo tan frágil y delicado, pero a la vez fuerte y nítido como la mente y la memoria de un niño. Miguel tenía un taller de bicicletas junto al Tolosano y una gran afición por el ciclismo.En su local se juntaba todo el mundillo de la ruedapara transmitir de boca a boca la última hora del pedal. Las bicicletas de nuestros tiempos eran en su mayoría trastos viejos, pesados y a menudo auténticos engendros creados a partir de piezas de otras bicis ya difuntas. Miguel tenía mucha habilidad para estas ‘mixturas’ y guardaba en el taller cuadros, sillines, manillares, y mil componentes más, que empleaba para salir al paso de los problemas de sus clientes y amigos. Todos los críos de la parte vieja acudíamos a su tallerun día sí y otro también para que nos arreglase la bicicleta, y él, con paciencia infinita no nos fallaba nunca. Era hombre de pocas palabras, o eso nos parecía, pero con nosotros los niños era cariñoso y nunca tenía un mal gesto, sino todo lo contrario. Cada vez que paso por donde estaba el local, evoco con nostalgia aquellos lejanos y felices años y a Miguel con su buzo en medio de la nube de los recuerdos. Ya casi al final de la calle, Pepe Gonzalez Pereña, puso donde había tenido la carbonería, el bar Sheve, el nombre de su mujer. En la esquina, Juan José, José Antonio y Axun regentabanla tienda de ultramarinos de Eguía, abanderada dela calidad de aquellos recordados comercios en los que casi todo se vendía a granel, incluído el azúcar, la sal o el aceite, para lo que había que llevar la botella de casa. Frente a Eguía, el comercio de tejidos Muñagorri, en el bajo de un edificio peculiar que aún conserva su fachada original. Arostegieta, Arpausokale, parte vieja, el aliento de la vieja Tolosa. Imágenes con nostalgia. El viejo mercado de Abastos y Miguel Gutiérrez en su taller de bicicletas. Shanti, posiblemente el ‘foro de reunión’que más ha marcado la niñez y juventud de los que hoy peinamos cuatro pelos de purpurina, eso el que los tenga. En el mostrador, Shanti y sus hijos ponían a baño María el ambiente deportivo del pueblo. Fue allí donde, por poner algo como ejemplo,seguimos con pasión el tour de 1959, el de Bahamontes, mientras ixil ixilik, en la cocina, Eugeni trabajaba sin descanso, feliz por el ambiente mágico e irrepetible de aquel lugar que vivirá siempre en nuestra memoria.
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