San Marcial 2023

SANMARCIALES 15 Viernes 23.06.23 EL DIARIO VASCO JAIAK Nuestro soldado más destacado en los 6 metros deja el frente Julen Aginagalde El mejor jugador de la historia de nuestro balonmano, un sanmarcialero devoto, termina este año su carrera, que ha marcado en varios momentos su relación con las fiestas IÑIGO MORONDO No podía durarnos eternamente y con 40 años y después de estos tres últimos años defendiendo el que siempre su fue su escudo, Julen Aginagalde ha anunciado que deja el balonmano. Al menos la práctica del mismo en el 40x20, porque este deporte, que es su vida y su pasión, va a seguir siendo su oficio, ahora desde un despacho, con un ordenador y un teléfono como herramientas en vez del balón y la pega. Ha sido uno de los mejores pivotes de la historia de esta disciplina y, sin duda, el mejor jugador que ha dado la prolífica cantera del Club Deportivo Bidasoa. Eso es mucho decir. Pero a este soldado, que lleva más de 20 años defendiendo la trinchera de los 6 metros, le ha llegado el momento del adiós. En su dilatada trayectoria como balonmanista ha jugado en León, Ciudad Real y Kielce (Polonia), pero siempre ha podido estar en casa para disfrutar de otra de sus grandes pasiones, los sanmarciales. ¿Siempre? «No, la verdad es que no. Ha habido tres excepciones en toda mi carrera. Tres años en los que no pude estar aquí el día 30 de junio», recuerda. La pregunta no estaba preparada, es un disparo a bocajarro que le pilla desprevenido, pero responde con enorme precisión y sin asomo de duda. «La primera vez fue cuando estaba todavía en las categorías inferiores del Bidasoa. Me convocaron con la selección y el día 30 de junio me encontré con que no estaba en Irun, estaba en Suecia, nada más y nada menos». Las otras dos ocasiones fueron ya como jugador profesional. «En 2005 me llamaron para ir a los Juegos del Mediterráneo con la selección. Me llamaron en mitad de las fiestas, un día a las ocho de la mañana y tenía que estar esa misma tarde en Almería. Digamos que no me pilló muy bien. Esa noche me habían robado la cartera y en aquel momento el viaje hasta Almería me parecía una odisea irrealizable...». Pero al final todo salió bien «porque me dio tiempo a poner la denuncia por el robo y acabé recuperando la cartera. Hice el viaje a Almería mal que bien, pero llegué a tiempo y disputamos los juegos y los ganamos. Es verdad que yo jugué más bien poquito, pero oye, ganamos». La tercera vez fue en 2012 y el motivo era tan bueno como que en ese final de junio «estaba en Andorra con la selección en plena preparación para ir a disputar los Juegos Olímpicos a Londres». Lo que te quita y lo que te da Julen cuenta que «cada temporada, cuando salía el calendario, lo primero que miraba era cómo estaba el mes de junio. Normalmente con las competiciones de clubes no había problema, era más el tema de la selección. Salvo esos tres años siempre he podido disfrutar del día 30 en casa y de los días previos también». Esas fechas de la última semana de junio son las que él mismo y su hermano Gurutz se han complicado porque son en las que celebran ahora el Campus Aginagalde de tecnificación con jóvenes promesas. «Normalmente del 22 al 29, este año del 25 al 29. Pero piensa que mis sanmarciales ya no son como hace 20 años y el campus me deja margen para salir a ver algún ensayo y volver a casa. Y luego el día 29, que siempre es un día especial y muy bonito con la gente del campus, terminamos a mediodía y después de ese subidón nos vamos a la comida de San Pedro muy a tope, con muchas ganas de arrancar las fiestas». Porque ahora es ahí donde pone el punto de salida. «Hace unos años las empezaba mucho antes». Igual un 15 de junio. «Por ejemplo. ¡Jajaja!». El balonmano ha condicionado y sigue condicionando los sanmarciales de Julen Aginagalde, pero a veces lo ha hecho para bien. En 2008 fue uno de los encargados de ofrecer el saludo de fiestas como parte del colectivo de deportistas irundarras convocados para los Juegos Olímpicos. Cinco años después, tras haberse proclamado campeón del mundo con la selección, Julen Aginagalde volvía a ser el pregonero de unos sanmarciales y, aquella vez, en solitario. «Recuerdo que sentía muchísima tensión porque además fue la primera vez que se hizo desde el balcón hacia la plaza. Fue un discurso más personal, muy desde dentro y estaba nervioso, la verdad», recuerda. «Total que luego amigos que estaban abajo me dijeron que en varias zonas no se escuchaba bien y se había entendido muy poco... Fui un poco el conejillo de Indias porque con la experiencia de ese año luego ya mejoró mucho el tema». La emoción de los recuerdos de aquellos dos saludos de fiestas es grande aún. «Soy muy consciente de que eso me lo ha dado el balonmano, que si no jamás hubiera podido ser el pregonero de unos sanmarciales». Mientras se adapta a su nuevo estatus laboral, Julen ya piensa en el próximo día 30. «Lo sigo disfrutando mucho desde primera hora de la mañana, todo el día a tope. El día, eso sí; de noche ya poco. Pero sí que disfruto muchísimo las fiestas. Eso nunca va a cambiar».  Julen con la escopeta y el hacha del alarde en la pista de Artaleku que ya no volverá a pisar como jugador. F. DE LA HERA

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