Viernes 23.06.23 EL DIARIO VASCO 10 SANMARCIALES JAIAK Es difícil pensar en todas las cosas que es necesario hacer para poner en marcha una compañía del Alarde. Un pequeño grupo de entusiastas se decidió hace menos de un año a incorporar un nuevo banderín al Alarde público. Pero no un banderín cualquiera, el banderín de su barrio. Porque si algo tiene este proyecto, desde su primer impulso y hasta lo que llegará después del desfile del próximo día 30, es identidad de barrio. El primer movimiento para crear una compañía de San Miguel del Alarde público fue prepandémico. Lo hicieron en 2019 Marcelino Domínguez y su amigo, «Juan. Siempre habíamos desfilado en San Miguel del tradicional, pero llevábamos un tiempo quejándonos de la rigidez que tenía todo. Veíamos el Alarde mixto y pensábamos ‘pues parece que se lo pasan mejor, que hay más fiesta ahí’ y pensamos en hacer una compañía en el barrio». Temieron que su ímpetu no fuera bien recibido por sus vecinos, «pero empezamos a poner algunos carteles, en los bares que nos dejaban, porque algunos no, y nadie se enfadó con nosotros. Al contrario, chicos y chicas empezaron a decir que les interesaba esta historia». Pero la pandemia nos metió a todos en casa, nos tuvo dos años sin alardes «y la cosa se enfrió». En ese 2022 del regreso a las armas, en una familia del barrio de San Miguel, un padre, una hija y un hijo emprendieron un viaje en tren el 1 de julio. Lo aprovecharon para compartir lo bien que lo habían pasado el día 30 desfilando, «pero cada uno en una compañía. Yo en Olaberria, mi hija Ane en Ama Xantalen, mi hijo Iosu en Santiago», cuenta Jose Bayo. «Coincidimos en que era una pena que no tuviéramos una compañía propia en nuestro barrio y en ese viaje nos propusimos intentarlo». Iosu contactó con la Junta del Alarde para acudir a la reunión de valoración «y allí expusimos lo que queríamos entre caras de incredulidad y de mucha ilusión». Varias personas de la Junta «nos ofrecieron toda la ayuda y nos dieron el contacto de Marce y Juan. Desde entonces, sus consejos han sido vitales para que esto haya podido salir adelante». Nació así un primer núcleo al que se sumaron «dos o tres personas más que conocíamos, que pensamos que podían estar interesadas y que eran del barrio. Porque eso era clave. Esto era un proyecto del barrio, desde el barrio y para el barrio», dice Bayó con firmeza. Una de esas personas fue Alejandra Pascual, actual alférez de la compañía. «Sí que recibí la propuesta con ilusión, pero también con un poco de vértigo. Compartía los ideales del Alarde público de siempre, pero ese 30 de junio era la primera vez que había desfilado». Las dudas que pudo haber albergado se disiparon «el 8 de septiembre, cuando coincidimos muchas personas del barrio en la compañía Jaizkibel. Ahí ya lo vi claro. Teníamos que empezar a dar pasos porque el 30 de junio de 2023 San Miguel iba a desfilar en el Alarde público». Pasos rápidos y precisos De forma discreta, sin comunicar el proyecto a los cuatro vientos, empezaron las primeras reuniones. Mikel Malmierka, primer capitán de esta nave, no acudió a esas citas iniciales. Él tenía experiencia en la gestión de otras compañías y por su relación con el barrio la Junta le contó el proyecto. «Estaba interesado, claro, pero después de que el intento de 2019 no llegara a nada, sabiendo como sabía lo difícil que es hacer algo así, era bastante escéptico», confiesa. Sin embargo, cuando por fin se presentó al tercer encuentro «me encontré con Jose y Iosu que son pura energía, todo luz, y me contagiaron su entusiasmo». De las 20 personas de la primera reunión habían ido creciendo «y para diciembre éramos 80. Teníamos que presentarnos públicamente y seguir dando pasos. Había gente que decía que íbamos demasiado rápido», recuerda Pascual. Uno de ellos, el propio Malmierka. «Sí, es verdad, yo les decía que íbamos muy rápido, pero la realidad fue que ése era el ritmo que necesitábamos». Aún fue entrando más gente, como la teniente, Maite Tolosa, que reconoce que «estaba saturadísima de los sanmarciales, pero me acerqué por apoyar el proyecto y poco más, porque en realidad, desde fuera, no veía claro dónde iba a ir esto. Una vez dentro, he recuperado la ilusión, las ganas de trabajar». Jose Bayo dice que «se han alineado los astros y las personas idóneas, si no esto igual no hubiera salido y mucho menos en apenas un año. Tampoco hubiera sido posible», advierte, «si no es por estos veintitantos años que han ido preparando a la sociedad y a nuestro barrio». Todos estos componentes de San Miguel hablan de energía, de ilusión, de ambiente, trabajo en equipo... ¿Pero no ha habido problemas? «Ninguno digno de ese nombre». ¿Dificultades? «Muchas, pero pedíamos un voluntario y salían seis». ¿Dudas? «Sí, pero cuando un abuelo te dice que quiere poder llegar a desfilar con su nieta en la compañía de su barrio, te centras y vuelves al trabajo». ¿Sables, escopetas banderín...? «Nada del desarrollo material nos ha atascado. Todo el mundo ha remado a favor. Porque es la compañía del barrio. Hay gente que viene de otras compañías, gente que desfilará por primera vez y gente que desfilará por primera vez en el Alarde público. Pero todos son del barrio. Esto es San Miguel Konpainia». Una nueva compañía desde, por y para el barrio San Miguel. Se alinearon los astros, pero sobre todo las personas adecuadas, para que el barrio de la estación le haya dado, en menos de un año, la octava compañía de infantería al Alarde público IÑIGO MORONDO La nueva compañía de San Miguel celebró el lunes el primer ensayo de su historia en la plaza Anzaran. MORONDO
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