El Alarde es hoy una fiesta que cada 30 de junio queda inmortalizada en miles de cámaras y dispositivos móviles. El afán por retratar el color, la emoción y la popularidad de la fiesta no es nuevo, pero lo que hoy captan objetivos digitales antes lo hicieron el lienzo y el pincel, con la mano del artista como guía. Y, entre los años 20 y finales de los 60 del siglo XX, la mano que retrató el Alarde lleva el nombre propio de Gaspar Montes Iturrioz. Recopilar el legado que el pintor, considerado uno de los más representativos de la denominada ‘Escuela del Bidasoa’, dedicó a la fiesta irunesa por excelencia es el objeto de la cuarta beca cultural del Alarde tradicional que esta primavera la Junta de Mandos concedió a Fernando García Nieto. El historiador indaga en torno a ese material artístico de Montes Iturrioz, en un trabajo que se prolongará unos meses. Esos más de cuarenta años en los que Montes Iturrioz retrató las escenas de las fiestas de Irun, además de un período extenso, englobaron una época convulsa. El estilo del pintor fue evolucionando desde que en el año 1920, cuando tenía sólo 19 años, «hace la primera portada del programa de fiestas» que editaba el Ayuntamiento. «Es un dibujo mucho más académico, más sencillo de líneas», en el que subyace la influencia que en el joven Gaspar había tenido su formación en Madrid, a donde se trasladó tras estudiar en Irun. En la capital, conoce al paisajista Daniel Vázquez Díaz, «un referente para él». Pero Montes Iturrioz «necesita más» y en el año 1923 pone rumbo a París, donde se empapa del hacer de los postimpresionistas. «Todo ese cóctel», Irun, Madrid, París, «le aporta unas herramientas magníficas para ilustrar». Si bien es mayormente conocido como paisajista, García Nieto destaca la «grandísima» habilitad de Montes Iturrioz para el dibujo: «es un excelente dibujante figurativo y retratista». En la década de los 30 Gaspar es un joven artista con todas las herramientas precisas para brillar en el oficio; la vida, sin embargo, tiene otros planes. Estalla la Guerra Civil y durante un breve período se exilia en Sara. García Nieto apunta a los programas de fiestas editados en aquella época, «pelados» en cuanto actividad y en los que «se masca el miedo». La evolución del artista La guerra termina y su negrura se diluye en grises a los que todavía tardaría en llegar la luz. Gaspar Montes Iturrioz regresa a Irun. En 1944, es nombrado director de la Academia de Dibujo y Pintura. «¿Qué significa eso? Que tenía un salario municipal», y en él iban incluidos múltiples encargos, entre los que estaba ilustrar el programa de fiestas. «Es el artista al que recurren, el artista local de prestigio» que sería el encargado de acometer dicha tarea, si no todos los años, sí en múltiples ocasiones. Más allá de la portada, Montes Iturrioz firmaría también un buen número de ilustraciones interiores. Sus trazos ya no tienen ese estilo académico de la primera época: García Nieto cita como ejemplo la portada del programa de fiestas de 1958, que Montes Iturrioz ilustra «con trazos sueltos, llegando a la mínima expresión. Son casi apuntes», en los que, sin embargo, el artista acierta a plasmar la vibración de un 30 de junio: la estampa muestra en primer plano a la cantinera de Caballería sobre su montura; en la pincelada oscura de su mirada caben tanto la emoción como la solemnidad de la protagonista de la fiesta. En un segundo plano, soldados de la compañía Bidasoa («fíjate, llevan la bandera»), cuyas facciones aparecen difuminadas. La composición de la imagen sugiere «un encuadre casi fotógrafico». Si miramos la obra con los ojos de mediados del siglo XX, nos encontramos ante un trabajo rompedor para la época. «Pero bueno, si está aquí, es que pasó la comisión de censura» cuyo filtro, en aquella época, había que franquear. Merece la pena citar el detalle de que en esa portada, en una discreta esquina, aparece la bandera nacional. Las investigaciones revelan que Montes Iturrioz prolongaría su labor como ilustrador del programa de fiestas hasta «por lo menos, el año 1967». A finales de esa década «pasa a editarse en gran formato y, sobre todo, se empieza a trabajar con la fotografía». Cultura de la ciudad Fernando García Nieto continúa con esta fase de investigación del proyecto que, plantea, culminaría con una exposición de todo el material recabado. Se dividiría en esas tres etapas: la inicial, la truncada por la Guerra Civil y la posterior. Además de poner en valor los trazos que Gaspar Montes Iturrioz dedicó al Alarde, toda la documentación permite comprender el contexto histórico y social de cada una de esas etapas en lo que se refiere a la ciudad y a sus fiestas: «al final, el Alarde es parte de la cultura de Irun». García Nieto plantea la opción de, quizá, acompañar esa exposición con «un pequeño catálogo» que incluya textos por cada período, Más allá de sacar a la luz este patrimonio pictórico y difundirlo, el historiador pretende mediante este proyecto rendir un «reconocimiento» al artista y contribuir a saldar «la deuda que tiene pendiente Irun con Gaspar Montes Iturrioz». El Alarde bajo el pincel de Montes Iturrioz Investigación. Fernando García Nieto recupera la cartelería e ilustraciones que el pintor irunés dedicó a la fiesta a través de la beca cultural del Alarde tradicional. JOANA OCHOTECO Fernando García Nieto muestra una de las ilustraciones que Montes Iturrioz dedicó al Alarde. El propósito es organizar una exposición que recoja y contextualice todo el material recabado durante la investigación SAN MARCIAL JAIAK 5 Viernes 20.06.25 EL DIARIO VASCO JAIAK
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