San Joanak 2025

SANJOANAK 9 Jueves 19.06.25 EL DIARIO VASCO JAIAK pudieran ser el propio párroco y cuerpo religioso,el alcalde, los médicos, jueces, guardia civil, boticarios, y en general todos aquellos que delineaban el esquema de los cuadros sociales de Tolosa. Felipe Gorriti mantuvo una actividad creativa frenética como compositor principalmente de obra sacra músico coral, y a su muerte dejó un legado inmenso, que se conserva en buena parte celosamente guardado en el archivo musical de Santa María Con la desaparición del maestro, su alumno más aventajado, Eduardo Mokoroa, asumió las funciones parroquiales que habían quedado vacantes, y dedicó particular interés a la enseñanza de la música a cientos de niños con el objetivo de que formaran parte de la capilla del templo como tiples. El enorme material humano que había modelado con sus esfuerzos le animó en 1901 a fundar el Orfeón Tolosano en compañía de Cirilo Rekondo, otro de los grandes del panorama musical de la villa. La gran calidad de la nueva agrupación pronto obtuvo sus premios, como el del concurso internacional de orfeones, en Donostia, donde ganó la medalla de oro. A Eduardo Mokoroa le sucedió su hijo Ignacio como organista y maestro de capilla. Ignacio, delicado compositor, continuó con la formación de los futuros cantores de las agrupaciones que iban a surgir con fuerza en las décadas siguientes, como la Escolanía Felipe Gorriti, que a las órdenes de Javier Bello Portu alcanzó cotas musicales muy elevadas en los años 40 y 50. Un otxote como origen Al final de los 50, unos cuantos amigos, ilusionados por la idea de formar un grupo de voces graves, decidieron crear un otxote, al que pusieron el nombre de ‘Leidor’en honor a la ópera compuesta por Eduardo Mocoroa en 1922 con libreto de otro tolosarra ilustre, el poeta y escritor Emeterio Arrese. Todos los fundadores procedían del mundo musical tolosarra, y en casi todos ellos, el vínculo que les unía era su pertenencia al coro parroquial, del que Mokoroa fue rígido conductor desde el fallecimiento de Felipe Gorriti. Algunos de los componentes fueron cantores de la escolanía, y habían sido además alumnos de solfeo de Don Eduardo, quien les adentró en el mundo de la música con mano dura (Léase de forma literal) dentro de las severas costumbres educativas de la época. El otxote tuvo varios directores, siendo Luis Angel Iraola Artetxe y Juanjo Yugueros Sagardia los primeros que se hicieron cargo de la batuta. Más tarde llegaría Salustiano Balza, quien fuera organista titular de Santa María después de la muerte de Ignacio Mokoroa, sucesor en el cargo a la muerte de su padre. Fernando Aizpurua Zalakain, coadjutor del templo parroquial, fue también director de la agrupación, hasta la llegada en 1965 de Joakin Artetxe, auténtico aglutinador de una futura masa coral más numerosa . A partir de aquí, las actuaciones se multiplicaron y el número de componentes se amplió de 8 a unos 12 o 14. El año 1970, la calidad conseguida por el grupo, bajo la dirección del escolapio Miguel Martinez hizo que fueran invitados al concurso coral de Biarritz, y la casualidad quiso que de allí surgiera el germen de lo que iba a ser un importante refuerzo para el coro Leidor. Uno de los jurados del concurso, prestigioso y polémico músico y director baztandarra, cuyo nombre omito, manipuló y convenció a sus compañeros del jurado oficial para que dos de los coros que estaban seleccionados no fueran premiados. Uno era el Leidor tolosarra, y el otro perjudicado fue la agrupación ‘Pottorroak’ formada por amigos de Baiona y pueblos de Iparralde. El hecho de compartir infortunio provocó una corriente espontánea de simpatía, y ambas agrupaciones decidieron unirse para formar un coro de mayor envergadura. El recién creado (1969) Certamen de Masas Corales de Tolosa, iba a ser el detonante que marcara la carrera de éxitos del Coro Leidor, y en la tercera edición, en 1971, a las órdenes de Joakin Artetxe Pinto, obtuvo una meritorio medalla de bronce. En 1972, por obligaciones laborales, Joakin cedió el puesto a Fernando Aizpurua, y en el IV certamen se consiguió el entorchado de oro. Los años siguientes, hasta 1979, última participación, el coro consiguió un total de 2 de oro, 1 de plata y 1 de bronce. El año 1977, en el que se obtuvieron dos medallas de oro, se presentó, compuesta por Pedro Aizpurua, hermano de Fernando, la obra ‘Uzturre’, que provocó lágrimas de emoción entre el público. En 1975, el coro actuó en París, en el programa ‘Le gran echiquier’ de la TV francesa, alternando espacio con músicos importantísimos, como Atahualpa Yupanqui, que departió animadamente con los tolosarras por afinidad de la sangre vasca de su madre, de apellido Aramburu. Como triunfos importantes, habría que destacar las actuaciones de 1978 en Atenas, y las medallas de Oro y Plata en el Certamen de Habaneras y Polifonía de Torrevieja, donde presentó como pieza de ejecución libre la habanera Galtzaundi. Al contrario de muchas agrupaciones a las que les falta equilibrio entre las cuerdas, el Coro Leidor destacó por su perfecta conjunción y empaste, y aunque en aquellos años, las corrientes que marcan hoy en día la moderna técnica de canto estaban en pañales, sí que supo adaptarse a frecuentes cambios para estar en la ola de las incipientes tendencias de la época. Javier de Aramburu, quien fuera crítico musical de Diario Vasco, escribió una vez que en todos sus años de enviado al Certamen de Tolosa, la impresión que más le impactó fue la de oir a los 40 hombres hechos y derechos del Coro Leidor ejecutar un casi inaudible ‘pianísimo’ en medio del electrizante silencio sepulcral del público. La calidad de sus voces les llevó a especializarse en el mundo de la polifonía sacra del siglo XVI, de la que fueron excepcionales intérpretes. En 1980, por diversos motivos, el coro se dividió en dos grupos, Abeslari Lagunak, con Artetxe al frente, que siguió cosechando éxitos recorriendo medio mundo, y el que conservó el nombre de Leidor, que con los años pasó a ser coro mixto hasta su disolución. Un recuerdo emocionadoparaaquellos que ya ya no están con nosotros. Los que conocimos al recientemente fallecido José Luis Butrón, alumno de Mokoroa, podemos corroborar que estaba dotado de una voz prodigiosa de barítono atenorado de amplísimo registro, con timbre y color difíciles de definir por su peculiar belleza. José Luis no quiso dedicarse profesionalmente a la música porque no entraba en sus esquemas abandonar Tolosa. Su primo Joxeja Garcia Artetxe nos regaló durante muchos años su templada voz de barítono solista, tanto en el Coro Parroquial como en el propio Leidor. Los tres hermanos Iraola, Joxemari Artetxe, y Butrón, con el nexo común del apellido Artetxe, nos dejaron hace tiempo, así como los hermanos Juanjo y Lucianito Yugueros, y otros muchos que no puedo citar por razones de espacio y espero que sus familias me perdonen. Estoy seguro de que allí donde se encuentren habrán formado un coro de hombres tan bueno como aquel del que fueron componentes. Una cita imprescindible para dos de las personas fundamenta les en esta historia: Jexuxmari Jauregi, refinado tenor lírico solista, fallecido el día 11 de este mes. Junto con Joxeja Garcia y Jose Luis Butrón, Jexuxmari cantó durante muchos años los solos del coro parroquial, CoroLeidor, y en particular de la marcha de San Juan. El último superviviente, Joakin Artetxe, fue el verdadero alquimista de la formación del grupo que cosechó tantos éxitos en sus años de gloria. El coro nació como un ochote en los años cincuenta, y debe su nombre a la ópera de Eduardo Mocoroa Logró varias medallas en sucesivas ediciones del Certamen de Masas Corales entre los años 1971 y 1977

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