90 años de El Diario Vasco con Donostia

56 CON DONOSTIA REAL SOCIEDAD i en 90 minutos en el fútbol puede pasar de todo, ¡qué decir de 90 años! La Real Sociedad, probablemente la institución más querida por todos los donostiarras, porque para muchos, más que un club, es un sentimiento, ha vivido todo tipo de experiencias en estos nueve decenios, claro está. Ha caído a Segunda en varias ocasiones, quizás demasiadas, pero también ha sido capaz de lograr dos Ligas, dos Copas, una Supercopa y de estar a punto de entrar en una final de la Copa de Europa. La Real, socialmente hablando, siempre ha sido ese punto de encuentro para los guipuzcoanos, sin importar su procedencia, profesión o ideología. La Real siempre ha estado por encima de todo. Viajando 90 años atrás en el tiempo, nos encontramos a una Real Sociedad que, en tiempos de la República, jugaba en el siempre recordado Atotxa y tenía un entrenador-jugador, el británico Harry Lowe. Aquella aventura no terminaría demasiado bien y el equipo acabaría aquella temporada 1934-35 descendiendo. La Guerra Civil interrumpiría la competición, pero los blanquiazules no volverían a Primera hasta 1941. La aventura solo duró un año y en aquella década de los 40 fue un equipo ‘ascensor’, con tres descensos y otros tantos ascensos. En los años 50, estuvieron siempre en la máxima categoría, pero en 1962 volvieron a caer a Segunda. Cinco temporadas después, en 1967, llegó el recordado ascenso de Puertollano, que daría inicio a 40 temporadas consecutivas en Primera. Y, con aquella estabilidad, llegó la época dorada de la Real Sociedad. Con Alberto Ormaetxea en el banquillo, José Luis Orbegozo como presidente y una generación de jugadores guipuzcoanos absolutamente excepcional, con Arconada, Górriz, Zamora, López Ufarte o Satrústegui entre otros muchos, la Real Sociedad tocó el cielo. Lo hizo por primera vez en 1981 con la Liga ganada en El Molinón y repitió un año después en Atotxa frente al Athletic. Pudo haberlo hecho más veces, porque en 1980 se escapó un campeonato liguero en Sevilla y porque en 1983 una actuación arbitral muy perjudicial le impidió al club txuri-urdin plantarse en una final de la Copa de Europa. La Supercopa ganada en 1983 y la Copa de La Romareda, ganada en 1987, con John Benjamin Toshack en el banEl club txuri-urdin siempre ha sido un referente para la ciudad. En Atotxa o en Anoeta, en Primera o en Segunda, siempre ha sido un punto de encuentro para los donostiarras y los guipuzcoanos Texto: Iñigo Belastegui S La Segunda. Un año después, en Atotxa, se logró una nueva Liga. La primera Liga. Kortabarria marca desde los once metros el primer gol en El Molinón, básico para lograr el campeonato en 1982. En el cielo o en el inerno, siempre a su lado

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc0NTQ0