54 CON DONOSTIA DEPORTES en el que se impusieron Laurent Brochard y Alessandra Cappellotto. La crono femenina coronó a Jeannie Longo, considerada por muchos la mejor ciclista de la historia. Con menos repercusión internacional, pero con una gran pasión de la afición local se viven otras pruebas como la Bandera de La Concha, la infinidad de finales de pelota disputadas en el Atano III o la Copa de Oro de turf. El Hipódromo, sin duda, ha sido una instalación clave para el desarrollo de pruebas nacionales e internacionales. Lasarte, aunque no estrictamente en el Velódromo, fue también escenario de carreras automovilísticas durante los años 20 y 30. Unas pruebas que podrían considerarse incluso precursoras de una Fórmula 1 que no arrancaría hasta después de la II Guerra Mundial. El circuito que salía y llegaba a Lasarte, tenía 18 kilómetros e iba hasta Andoain, para regresar por Urnieta y Hernani hasta la localidad lasartearra. La última vez que se disputó ese gran premio fue en 1935. La Guerra Civil se lo llevó por delante. Automovilismo, atletismo, hípica, fútbol, baloncesto, balonmano, deporte rural, pelota, remo, vela, surf… Donostia lo ha visto y lo ha disfrutado casi todo. El ciclismo y la Clásica San Sebastián es la prueba más fehaciente de que Donostia puede ser el foco del deporte a nivel global. El próximo reto de la ciudad es serlo también del deporte rey, el fútbol, con su candidatura a ser sede del Mundial de 2030. El Mundial de 1982 finalmente pasó de largo por la capital guipuzcoana pese a que en Zubieta comenzara a construirse un estadio pensado para ello. Aquello se detuvo, pero la candidatura a esa cita mundialista de 2030 no se detendrá. A todo esto, el atletismo debe sumar un Europeo Júnior, una prueba de la Copa del Mundo de Maratón en 1993, el Mundial de Veteranos de 2005, el Europeo de Veteranos Indoor en 2002 y 2013, el Europeo de Pista Cubierta de 1977, 25 Campeonatos de España, 21 Campeonatos de España de Cross y 10 Campeonatos de España de Maratón. En muchas de aquellas ediciones tenía gran protagonismo el anterior complejo atlético de Anoeta, previo a la reforma de 1993 y que era un referente a nivel estatal. Pero no se concibe la historia del atletismo donostiarra sin la Behobia, prueba que ha llegado a congregar a 30.000 corredores y que es la joya de la corona del atletismo popular en medio de un frenético calendario anual de pruebas de 5, 10, 15 kilómetros, media maratón y maratón que siempre gozan de una gran participación. La pasión por el cliclismo Pero quizá la prueba que más pone a la capital guipuzcoana ante el escaparate mundial del deporte es la Clásica San Sebastián, que se celebra cada año nada más finalizar el Tour. Esta carrera ha visto ganar desde Evenepoel hasta Miguel Indurain, pasando por Lance Armstrong, Laurent Jalabert, Gianni Bugno o Claudio Chiappucci. Donostia es un referente mundial para el pelotón internacional, que no solo se ha paseado por aquí durante la Clásica, sino que también se dio cita en 1992 para la salida del Tour de Francia. Fueron tres días memorables, con una contrarreloj ganada por Indurain en la etapa prólogo, una etapa Donostia-Donostia y otra que ponía ya rumbo a Francia. El año pasado finalizó otra etapa en la capital guipuzcoana y la ciudad también se convirtió en la primera que acogía una llegada a este lado de los Pirineos. Fue en 1949. Llegó de Burdeos y al día siguiente puso rumbo a Pau también desde aquí. En su día era habitual que la Vuelta a España finalizara en Donostia y ya coronó al mismísimo Eddie Merckx, en 1973, al ganar la última crono sobre nuestro asfalto y subirse a lo más alto del podio de la prueba estatal. Tal es la pasión que se ha mostrado siempre aquí por el ciclismo que la UCI lo ha premiado con la disputa de cuatro mundiales. En 1965, con la inauguración del Velódromo, se celebraron los de pista en Anoeta y los de ruta en Lasarte, ganados por Tom Simpson (fallecido dos años después en el Mont Ventoux). En 1973 volvería el mundial de pista al Velódromo y en 1997 tuvo lugar una nueva edición del Mundial de ciclismo en ruta, Pruebas de primer nivel No obstante, la oferta deportiva de la capital guipuzcoana excede claramente del deporte colectivo y son muchas las pruebas que se celebran a lo largo del año que traen o traían antaño a los mejores deportistas del mundo. Carl Lewis, Eddie Merckx, Miguel Indurain, Merlene Ottey, Javier Sotomayor, Mamo Wolde, Sergey Bubka y otros mitos olímpicos han pasado por la ciudad, dejando, por supuesto, al margen, futbolitas legendarios como Maradona, Cruy«, Di Estéfano o Messi. El meeting del velódromo El ciclismo y el atletismo son los que han atraído mayores estrellas a Donostia. Hoy en día, visto el estado del Velódromo parece impensable, pero entre 1989 y 1994 se celebró allí un meeting de atletismo que traía a la capital guipuzcoana a los mejores atletas del mundo. El 8 de febrero de 1989 aterrizó en Hondarribia el mismísimo Carl Lewis para competir en Anoeta, que pocos años después, en 1991, vería al mítico Bubka superar el listón en los 6 metros y 10 centímetros para batir el récord mundial de salto con pértiga. Mitos de la época como Javier Sotomayor, Michael Johnson, Linford Christie, Noureddine Morceli, Marlene Ottey o Ludmila Narozhileko (Engquist) también se citaron en Donostia. Lástima que aquel meeting fuera efímero. Pero hay otras pruebas que no han sido flor de un día y que forman parte de la leyenda deportiva de la ciudad y siguen vivas: el Cross de Reyes (Gimnástica de Ulía) o el Cross de San Sebastián. Abel Antón ganó en Reyes en su día y por el barro del Hipódromo han pasado leyendas como Emil Zatopek, Mamo Wolde o Haile Gebrselassie. Casi nada. Javier Sotomayor. El cubano saltó en Anoeta. Mundial de Ciclismo 1997. La prueba coronó a Laurent Brochard. Automovilismo en Lasarte. Se celebraron grandes premios hasta 1935. Merlene Ottey. La atleta jamaicana, junto a los tacos de salida en el Velódromo de Anoeta. El Cross de San Sebastián. El Hipódromo ha sido testigo de grandes gestas. Regatas de La Concha. Levanta pasiones desde hace más de un siglo. Aquel Tour de 1992. Indurain se llevó la prólogo.
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